El hastío de los feligreses en las cantinas es evidente como un golpe, poco caso hacen al forastero.
No deben ser muchos los peregrinos que se detienen en un sitio constituido por unas pocas casas de madera.
Me sorprende la falta de sorpresa de esos hombres, aunque ya es tarde para la pesadumbre, mi tren silba a buena distancia desviándose con lo que presumo apuro.
No deben ser muchos los peregrinos que se detienen en un sitio constituido por unas pocas casas de madera.
Me sorprende la falta de sorpresa de esos hombres, aunque ya es tarde para la pesadumbre, mi tren silba a buena distancia desviándose con lo que presumo apuro.